viernes, 15 de mayo de 2020

El chico



Le miré a los ojos que derrochaban tristeza, su mirada me dejó perplejo, ja que no estaba preparado para la situación. Empezó a narrar su historia de vida, que podía haber resumido simplemente con una simple descripción de las heridas que marcaban su cuerpo. El joven buscaba las palabras para contar su historia de vida, pero se le adelantaron las lágrimas como un acto de rendición delante de sus propias emociones.

Una escalofriante vibración recorrió mi cuerpo al tocar su brazo, los sentimientos empezaron a hacer carrerilla dentro de mí. Mientras hablaba, yo solo me fijaba en su color tostado de piel.  por la ventana se empezó a escuchar como llovía, de modo que las gotas que golpeaban el cristal, llegaban tan profundo hasta mis entrañas.

Me concentré para poder entender lo que me decía, con este lenguaje mixto entre palabras y lágrimas. Incluso, me hice mano de las nociones básicas que he podido aprender sobre el lenguaje no verbal; los gestos, la mirada, el silencio, la respiración. pero al final me quedé sin palabras, solo tuve la valentía de decirle: ¡lo siento!


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