Levanto la mirada hacia el cielo. Todo plagado
de nubes en forma de figuras, de pronto un adorable perro se convierte en una
vaca, o tal vez una forma de monstruo se convierte en una silueta de persona.
Un movimiento constante permite visualizar muchas formas y muchas combinaciones.
Se difuminan unas en otras sin parar. Todo es posible en este juego, lo único
que cambia es mi imaginación o quizás mis deseos de ver cómo cambian las cosas
con un solo y leve soplo del viento.
Sin previo aviso, todas las figuras dejaron de
serlo para formar parte de una sola capa gris que remplazó el cielo azul de
esta mañana. En contra de lo que podemos pensar, el gris y el azul no se riñen,
ni se contradicen. Menos aún, podemos pensar que uno simboliza la alegría y el
otro la tristeza. De hecho, en el tránsito entre los colores, hay miles y miles
de tonalidades que solo los llega a percibir unos ojos observadores des de la
tranquilidad del alma. Nada es casual, ni mucho menos previsible. La belleza se
esconde en la mirada más que en aquello mirado, y todo adquiere valor cuando
empieza a existir.
Mientras inspeccionaba las tonalidades de la
capa gris del cielo, un escalofrió recorría mi cuerpo en diferentes direcciones.
Sin embargo yo hice caso omiso a estas advertencias de que se cerca una buena tormenta.
Empezó a llover, pero yo estaba convencido que
no era el momento de abandonar el lugar, justo cuando empezaba la fiesta. Me he
sentido alagado por este regalo del cielo en forma de gotas, que caían como
pedazos de felicidad repartidos por partes desiguales. Cada gota que impactaba con
mi cuerpo provocaba una vibración que poco a poco se penetraba tan profundo en mi alma hasta perder su propiedad como agua
para convertirse en magia de sanación.
En estos momentos, solo cabía en mi pecho
sentir, sin necesidad de pensar. Así que, me he dejado llevar como un rio en
busca del mar. Mi piel impregnada con este líquido precioso y mis ganas de
vaciar todos los malos sentimientos, limpiar hasta los últimos rincones. Para dejar
paso a una sensación de calma y paz.