domingo, 22 de marzo de 2020

¡Querida abuela!


Me enteré de tu ingreso en el hospital, con la tirria que les tienes a estos sitios! Primero pensé en llamarte, pero después me acordé que te gustaría más bien leer mis palabras para masticarlas en tus largas horas de silencio. Así que te escribí esta carta.

Te imagino dolorida, asfixiada, pensativa, pesimista, sufriendo con miedo a lo que puede pasar. ¿te habrás echado de menos a tu gato? ¿a tus vecinos? ¿a tus telenovelas de la tarde,que nunca acaban a tu gusto? o quizás, al que más echas de menos, es a tu nieto que correteaba por todo el piso, , ¿y tu detrás recordándole que hay vecinos que viven debajo?

¡Tal vez te imagino que de vez en cuando sacar las pocas fotos que te quedan en la cartera, de cuando eras joven. ¡Por cierto! la foto de la comunión es super graciosa. Es la que sales medio llorando. Sin embargo, la que más te gusta porque te recuerda a tu infancia. También, te imagino hablando sola porque un tal psiquiatra lo recomendaba, o como siempre decías que lo haces para engañar a la soledad. ¡Ni puedo pensar cómo te la apañas para lidiar con la abstinencia del chocolate, con lo golosa que eres! Te veo remugando de la comida, porque te toca apechugar con la verdura hervida, el pescado soso, y el postre sin sustancias. Pero nunca te imagino rendir, ni creo que ese virus te haya podido quitar la valentía que siempre habías tenido. Tu misma decías: la valentía es como la energía, ni se crea ni se destruye solo se transforma.

¡Eres valiente abuela! No temas a la muerte, porque la muerte es cobarde, y huele a la gente que tienen miedo como hacen los perros ¿o eso dicen? Pero la muerte es tan segura como que la vida es un cumulo de ganancias. ¡Pues calcula! Gasta lo que tienes de los 1440 minuto que tiene el día, seguro que te quedan unos cantos para gastar hoy, mañana quizás tendrás unos cuantos más.

¡solo aguanta! Y te prometo guardarte todos los abrazos, y besos que no te había podido dar, te guardaré tu parte de la primavera que llegó ayer y ya la tenemos con nosotros confinada. Si te agobias tanto, saca la esperanza que tienes escondida en tus entrañas, como las ganas de vivir.

Acuérdate que tenemos una partida de parchís sin acabar! unos cartones de bingo sin estrenar, y sobre todo, un montón de sobaos y dulces que habíamos escondido para endulzar la amargura de estos momentos.

¡Un beso y hasta pronto!




Sueño

 En mis naufragios no echo la culpa a la mala mar Nadie me ha robado la tierra firme Ni el viento me ha empujado O digo que he zarpado del p...